Ladrón de bicicletas
Ladrón de bicicletas
Como en la famosa película de Vittorio de Sica, cualquiera puede encontrarse en la misma situación del protagonista al que le roban su bici, que intenta recuperar en vano a lo largo de la historia. La realidad, que siempre supera a la ficción, nos dice que, desgraciadamente, el robo de bicicletas en un hecho muy real que se produce con cierta frecuencia: según el barómetro de la bicicleta del año 2011 un 17,4% de los propietarios de bicis ha sido objeto de robo en una o más ocasiones y es una tendencia al alza en los últimos años. El robo de la bici es una de las mayores preocupaciones de los usuarios de las bicicletas y por eso mismo, dos terceras partes de ellos toman algún tipo de precaución contra el robo: la mayor parte de ellos opta por un candado, frente a otras opciones minoritarias como simplemente vigilarla o guardarla.
Podemos seguir algunas pautas sencillas para evitar que nos roben nuestra bici. En primer lugar vamos a fijarnos en el lugar donde atarla. Debe atarse siempre a elementos rígidos y fijos. Lo ideal son los aparcabicis en forma de “U” invertida. No se debe atar la bici al mobiliario urbano (árboles, vallas, postes…) si hay un aparcabicis cerca. En ningún caso la bici amarrada debe estorbar el paso de los peatones. Se debe atar por el cuadro y fijando las dos ruedas con dos candados: uno para la rueda delantera y otro para la rueda trasera. Hay que atar la bicicleta lo más alto posible para evitar usar el suelo para hacer palanca o para romper el candado contra el pavimento.
En cuanto a los candados tenemos varios tipos con resultados diferentes en cuanto a seguridad. De mayor seguridad son los candados rígidos en forma de “U”. Los hay de diferentes materiales, calidades y grosores, pero, en general, son los de mayor resistencia al corte. Las cadenas ofrecen una altísima seguridad, pero tienen un enorme inconveniente: son muy pesadas. Los candados de tipo “pitón”, al contrario de lo que pueda parecer a simple vista son menos seguros y pueden quebrarse por las articulaciones. Los más populares, los de cable trenzado son más disuasorios que efectivos: se cortan en segundos con herramienta muy simple. Como candado complementario se puede usar uno de bloqueo para la rueda trasera. Escogeremos llaves planas y largas para los candados. Son más seguras que las redondas y cortas y que las claves numéricas.
Y hay algunas cosas que no debemos olvidar por la seguridad de nuestra bici: ningún seguro cubrirá el robo de nuestra bici en la calle (quizás algunos seguros del hogar cubran su robo en determinadas situaciones –dentro de la casa, o del garaje, si el robo es con violencia, aunque con la correspondiente documentación que lo acredite: facturas, denuncias…), así que:
o Hay que guardar la factura de compra y anotar en ella el número de serie de la bicicleta. Todas las bicis tienen uno y es improbable que haya dos bicis con el mismo número de serie. Será útil también tener una foto de la bici
o Es mejor sustituir los cierres rápidos de algunos elementos (sillín ruedas…) por tuercas fijas de manera que ningún elemento pueda desmontarse sin herramientas.
o Atar siempre la bici, por muy corta que sea la parada.
o Dejarla siempre donde se vea, en espacio transitados, nunca en zonas apartadas, callejones donde no pasa nadie o lugares poco iluminados.
o Guardar la bici por la noche en casa, en un garaje o trastero.
o Siempre denunciar el robo a la Policía
o No comprar bicis o piezas de bicis robadas o cuya procedencia no esté clara para no alimentar el mercado de bicis robadas.
La Administración puede colaborar en evitar el robo de bicis con la creación de plazas de aparcamiento para bicis, seguras y vigiladas, en estaciones, zonas de tránsito o parkings públicos. Se debe impulsar así mismo por parte de las administraciones un registro de bicicletas, donde el propietario pueda acreditar su compra, notificar su venta y que facilite las gestiones de recuperación de la bici robada.
Fernando Cerecedo – Ana Sobremazas