Petróleo: Somos muy vulnerables
Os presentamos el artículo de Andrés Prieto publicado en El Diario Montañes el 8 de enero de 2011.
PETRÓLEO: SOMOS MUY VULNERABLES
En 1973, como represalia por su derrota en la guerra del Yom Kipur, los países árabes decretaron un embargo de petróleo, lo que llevó a fuertes alzas en el precio del crudo y a una crisis económica de los países occidentales. Entonces el petróleo suponía el 73% del consumo de energía primaria en España y se usaba en el transporte, producción de electricidad, industria, agua caliente y calefacción en los hogares, etc. La crisis fue muy dura. Las consecuencias sirvieron a los países productores para constatar su fuerza mientras que a los miembros de la OCDE les mostró su debilidad.
La Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) fijó la producción total de petróleo de los países miembros, distribuyéndola mediante un sistema de cuotas proporcionales a las reservas de cada país. En torno a 1985, Kuwait, Qatar, Emiratos y Arabia Saudita entre otros, anunciaron incrementos de sus reservas de un 60% en periodos muy cortos de tiempo. Estas reservas jamás fueron auditadas y existen dudas razonables sobre su existencia.
Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (IEA), ligada a la OCDE, se creó como un organismo para aconsejar en temas de oferta, demanda, reservas y precios del petróleo. Últimamente se han cuestionado sus previsiones, acusándolas de ser demasiado optimistas. En el pasado mes de noviembre la IEA publicó sus predicciones anuales sobre el futuro del petróleo. Esta vez presentaba un dato alarmante: el petróleo convencional llegó a un máximo de producción en el año 2006 y jamás volverá a alcanzar ese máximo. En el futuro cualquier aumento de la demanda se cubriría mediante los petróleos no convencionales (arenas y esquistos bituminosos, petróleos superdensos, etc.). El coste de extracción de estos últimos es superior en general al del petróleo convencional. Sucede lo mismo con los yacimientos situados en el mar. Como el precio del crudo en los mercados viene determinado por el más caro que este mercado sea capaz de absorber, el resumen del lado de la oferta sería que habrá petróleo aunque más caro.
La demanda de los países de la OCDE continuará disminuyendo, pero esta disminución no compensará el aumento procedente de los países en desarrollo y de los países productores. Por si sola, China incrementa anualmente el consumo en casi un millón de barriles diarios mientras que, teóricamente, Arabia Saudita pasaría de ser país productor a país importador en el año 2030.
Hay, pues, una alta probabilidad de aumentos considerables en el precio del crudo. En 2008, justo antes de la crisis económica, el crudo estaba a un precio medio anual de 80 $/barril, llegando a un máximo de 140 $/barril. La crisis económica llevó el precio por debajo de los 30 $ en 2009, pero hoy, sin salir de la crisis en la mayoría de las economías occidentales, los precios están por encima de 90 $/barril. De nuevo las predicciones de la IEA sobre precios han sido excesivamente optimistas. Sólo tres semanas después de publicar su informe anual, la IEA rectificó endureciendo su previsión de los precios del petróleo para 2011. Precios altos impactarán en mayor medida en los países y sectores que más dependen del petróleo.
¿Cuál es actualmente la situación de España?. En 2009 el petróleo suponía el 50,6% del total de nuestras necesidades energéticas. Con la excepción de Luxemburgo y Chipre, sólo Irlanda (55%), Grecia (51%) y Portugal (54%) presentaban una dependencia mayor. No hay por qué suponer la existencia o inexistencia de una relación causal entre la dependencia energética de estos países y su situación financiera.
Actualmente en España la producción de electricidad a partir del petróleo es mínima y la industria y los hogares han sustituido gradualmente su consumo. Una combinación de energía nuclear, energías renovables y el uso del gas natural han sido los responsables de la disminución del peso del petróleo en el mix energético español.
Pero desgraciadamente ni el gas, ni la energía nuclear, ni las energías renovables pueden sustituir al petróleo en el sector transporte, al menos en cantidades significativas ni es previsible que lo hagan en los próximos 10 años. Aquí es donde mayores divergencias hay entre España y el resto de la Unión Europea (UE). Mientras que en la UE el transporte absorbe el 30% del total de la energía consumida, en nuestro país este porcentaje aumenta hasta el 40%.
El transporte de mercancías y personas por carretera, el uso del vehículo privado, la planificación urbanística o más bien su falta, muestran una cultura de valores distinta a la europea sin que esto signifique una mejor calidad de vida.
Disminuir la vulnerabilidad al petróleo pasa por una disminución de la movilidad y un aumento de su eficiencia. A largo plazo los planes de ordenación urbana y el fomento del transporte colectivo pueden ser herramientas válidas. Quizás en algunos ayuntamientos cántabros con grandes planes de transformación urbana debieran tenerse en cuenta condicionantes sobre el uso del transporte privado y el aumento de las necesidades y de la prioridad del transporte colectivo tanto en el uso de la superficie urbana como del subsuelo. Algo parecido puede suceder con la construcción de infraestructuras del transporte: tal vez las autovías fueron las pirámides del siglo XX mientras que otros medios de transporte sean los medios a desarrollar en el siglo XXI.
Artículo de Andrés Prieto, catedrático de la Universidad de Cantabria
Muy interesante, creo que no volveremos a ver el petroleo barato con las crecientes necesidades de los paises emergentes, así que habrá que acostumbrarse a la gasolina y el gasoil caro.
En el transporte urbano creo que se usa excesivamente el coche particular, yo uso la bici y el autobús urbano bastante para la movilidad dentro de Santander, pero creo que actualmente ni la bici ni los transportes públicos pueden sustituir al vehículo a motor particular en determinadas ocasiones.