La bici pública I
La bicicleta pública es un sistema de préstamo o alquiler de bicis, con diferentes modalidades, puesto en marcha por los ayuntamientos o mancomunidades principalmente. Se trata de una oferta de bicis para usar en espacios públicos y para realizar desplazamientos urbanos dentro de un ámbito territorial determinado. Tenemos el ejemplo de Santander y de su sistema TUS-BIC implantado hace unos pocos años, con más de doscientas bicicletas y unas quince estaciones, desigualmente repartidas a lo largo de la geografía urbana de nuestra ciudad.
La bici pública comienza su andadura a comienzos de este milenio. Los primeros sistemas se implantan ya en el año 2000 y su crecimiento es muy lento hasta que, a partir del 2007, con La puesta en marcha del sistema de bicis públicas en Barcelona (“Bicing”) y París (“Vélib’”) se produce un salto cuantitativo y un crecimiento sostenido de los sistemas de bicis públicas. En España casi doscientos municipios disponen de este sistema: todas las capitales de provincia o autonómicas, excepto Madrid.
Las bicicletas públicas aportan una serie de beneficios tanto directos como indirectos a la ciudadanía. En primer lugar, se incrementa el uso de la bicicleta al haber un número mayor de bicicletas disponibles para circular en ellas. Es evidente la ecuación de que a mayor número de bicicletas en las calles, menos es la congestión y los embotellamientos en el tráfico. También disminuye la contaminación acústica, calmando el ruido ambiente urbano
Son otra opción más dentro del transporte sostenible en las ciudades: su uso puede combinarse con otros medios de transporte privados o públicos. En las ciudades representa un gran atractivo turístico: ofrecen la visita a la ciudad a un ritmo ideal, con la posibilidad de llegar a cualquier punto de la misma y de detenerse en los lugares más emblemáticos, proporcionándonos autonomía y libertad.
Las bicicletas nos permiten hacer un ejercicio cardio saludable, apto para todas las edades y para cualquier condición física. Todos mayores y pequeños pueden andar en bicicleta. Para todos es una forma barata de mantenerse en forma y de prevenir el sedentarismo, una de las causas del sobrepeso y la obesidad. Las bicis públicas están al alcance de cualquiera por un precio moderado, disponibles día y noche en un lugar próximo.
Tienen también unos innegables beneficios económicos. Por un lado, los sistemas públicos pueden llegar a financiarse a través de la publicidad en las bicis. El ejemplo de Londres, donde las bicis exhiben la publicidad de un gran banco, quizás sea el más conocido por todos. Su reparación, mantenimiento, puesta al día, localización, traslados de un lugar a otro, el mantenimiento de los sistemas informáticos, la gestión de su uso son solo algunos de los ejemplos que se nos ocurren de puestos de trabajo vinculados a la bici pública.
El audio del programa: